Durante el desarrollo de un sitio web generalmente lo proyectamos para que soporte los navegadores más modernos, lease IE7+, Chrome, Firefox, Safari.
Lo mas probable es que tras cerrar un presupuesto y empezar el desarrollo, a mitad de camino, cuando el cliente empieza a ver pruebas y resultados, de repente y como una losa de piedra que cae sobre tu cabeza aparecen frases como esta: «No se vé bién en explorer 6, qué pasa!?»
A partir de ahí empieza el «parcheo» de ese código que tán bién se veia en los navegadores de «hoy en día» para que un mínimo porcentaje de usuarios (cada vez menos… uff) lo puedan ver «correctamente», convirtiendose un autentico y molesto lastre. Incluso en ocasiones degradaremos e diseño inicial para que «su tío que tiene windows 98» pueda verlo «perfectamente»…
Una buena opción, a la hora de presentar un presupuesto es especificar qué grado de compatibilidad poseerá el desarrollo y añadir un coste adicional para retrocompatibilizarlo con Internet Explorer 6. Cuando los clientes lo vean, por lo general, bajarán su exigencia. Normalmente, si se les pregunta si es importante soportar IE6, dicen que sí y entonces comienza tu dolor de cabeza. Sin embargo, mostrándoles el precio deja de ser una condición importante.
Y lo cierto es que tiene mucho sentido: hacer explícito el coste de adaptación a IE6 es algo que apoya a la conservación de este navegador. La gente tiende a ser muy cuidadosa con su dinero cuando sienten que no están recibiendo el mayor rendimiento, y tengo la sensación de que muchos clientes no quieren gastar más en asegurarse de que su sitio funcione en un zombie medio muerto llamado Internet Explorer 6.